Y así, como te he encontrado, así me tienes con ojos llenos de ti, cuando ya no puedo ser más que lo que tú llevas dentro y no me atrevo a querer ver más. Cada vez que me enfrento a tu carne, tus músculos y cada tejido hasta llegar a la piel, me encuentro con mi imagen descubierta, con mis ojos llenos de sangre y mi dolor enrollado detrás de la cabeza.
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Hoy tú te has atrevido a mirarme a los ojos y a ver dentro de mí. Ya no hay forma de esconderse, porque puedes ver la carne, la sangre, los huesos y la médula; puedes verlo todo. Y así como yo huyo de los amasijos de grasa y los sacos de hueso, así temo que me descubras como un gran nudo de arterias que drenan tristeza. Me encuentras y me encuentro patética, desarmada; si no puedo ser sólo yo la que ve dentro de todos, ya no me queda nada.
El amor contigo, Sietesoles, es un encuentro de nuestra única desnudez. No existe ni queda pudor cuando estás aquí.