jueves, 25 de junio de 2009

Enamorada de la muerte (I)

Recuerdo mi primer intento de suicidio. Fue a los cinco años. Esa mañana, había visto en la televisión que un hombre había muerto encerrado en un ascensor… o algo así, por falta de oxígeno. También recuerdo que papá estaba muy molesto (no sé si conmigo, o con mi mamá, o con mi hermano, o con todos, o con él, o con Dios), sus ojos estaban rojos, enormes y brillantes. Yo me moría de miedo. No podía soportar su silencio, mucho menos su mirada… Pensé que su rabia no iba a parar nunca, y que yo estaba, por tanto, condenada a una vida de sufrimiento bajo el yugo opresor de su presencia.

Entonces lo decidí: caminé hacia mi cuarto rezando en mi cabeza, con los ojos llenos de lágrimas contenidas. Mi cama estaba tendida, mi oso, “Pancho”, estaba sentado como siempre, con sus ojos naranjas y su camisa floreada mirando hacia la pared. Ah… le di un beso a Pancho, fue un beso solemne y amargo, podía sentir ese crujido en mi garganta que no terminaba de subir. Después, abrí la puerta del armario y… Me encerré ahí. Cerré la puerta corrediza desde dentro con todas mis fuerzas, tratando de tapar todo el aire. No entraba casi nada de luz, yo me torturaba pensando cuánto tiempo tendría que estar ahí antes de que llegara el final. Para asegurarme de que todo saliera bien, me tapé la nariz aguantando la respiración.

Cinco minutos después, abrió la puerta Cruz, nuestra empleada, con la ropa recién lavada. Tiró la canasta y los calzones, las medias, las camisetas y el inmenso pantalón de mi papá cayeron al suelo, silenciosamente. Ella me miró y me abrazó con todas sus fuerzas, sin decir nada; yo con los ojos reventados de llanto y la cara roja, roja como el baby doll de mamá.

4 comentarios:

i r i s e s dijo...

me gusta,
me gusta.

te veo ahora
te quiero.

Unknown dijo...

Me encantó! nunca tan clara la inocencia a esa edad, incluso ante la muerte y sus caminos. Y las soluciones ante nuestros "grandes" problemas.
Me ha llevado a pensar que a veces quisiera que ese siguiera siendo mi mayor dilema: Cómo hago que papi deje de estar molesto conmigo?
A veces provoca regresar a tener problemas donde la única solución necesaria es una gran sonrisa.

Fernando dijo...

Pude captar ese mojado a Pancho.¿I? ¿Es que la muerte no enamora una sola vez? ¿Es que sus patas frías sólo están dando golpecitos en el umbral?... Me había olvidado de estos asuntos...

CocaQuinto dijo...

Al fin de nuestras vidas, quedamos todos en los brasos de nuestra novia eterna la muerte.
hasta que eso brasos llegue sigamos en vida y con alegria y esperanza de buena convivencia!!!!!